sábado, 3 de agosto de 2013

HOY CONMEMORAMOS AL SANTO PROFETA EZEQUIEL

Молитва  пророка Иезекииля
El Santo Profeta Ezequiel vivió en el siglo VI antes de Cristo. Nació en la ciudad de Sarir de la tribu de Leví, hijo del sacerdote Amos, llegó a ser, también, sacerdote. En la segunda invasión a Jerusalén por el Rey Nabucodonosor de Babilonia, a los 25 años de edad fue llevado a Babilonia junto con el Rey Joaquin II y muchos otros judíos.
El cautivo profeta vivió entonces a orillas del río Jobar. Estando allí, a los 30 años, tuvo una visión, en donde le fue revelado el futuro del pueblo de Israel y de toda la humanidad.
"Yo miré: un viento huracanado venía del norte, una gran nube y fuego fulgurante con resplandores a su alrededor, y en su interior como el destello de un relámpago enmedio del fuego. Había en el centro la figura de cuatro seres cuyo aspecto era el siguiete: Tenían figura humana. Tenían cada uno cuatro cabezas y cuatro alas. Sus piernas eran rectas y la planta de sus  pies era como la pezuña del buey, y relucían como el fulgor del bronce bruñido. Bajo sus alas había unas manos humanas por los cuatro costados; los cuales tenían sus caras y sus alas. Sus alas se tocaban unas a otras; al andar no se volvían; cada uno marchaba de frente. La forma de sus cabezas era un rostro humano, y los cuatro tenían cabeza de león a la derecha, los cuatro tenían cabeza de toro a la izquierda, y los cuatro tenían cara de águila. Sus alas estaban desplegadas hacia lo alto; cada dos alas se tocaban entre sí y otras dos les cubrían el cuerpo; y cada uno marchaba de frente; donde el espíritu les hacía ir allí iban, y no se volvían en su marcha. Entre los seres había como brazas incandecentes, con aspecto de antorchas, que se movía entre los seres; el fuego despedía un resplandor, y del fuego salían rayos. Y los seres iban y venían como el aspecto del rayo. Miré entonces a los seres: Había una rueda en el suelo a lado de los seres por los cuatro costados. El aspecto de las ruedas y su estructura era como el destello del crisólito. Tenían las cuatro la misma forma y parecían dispuestas como si una rueda estuviese dentro de la otra. En su marcha avanzaban en las cuatro direcciones; no se volvían en su marcha. Su circunferencia era enorme, imponente, y la circunferencia de las cuatro estaba llena de destellos todo alrededor. Cuando los seres avanzban, avanzaban las ruedas junto a ellos, y cuando los seres se elevaban del suelo, se elevaban las ruedas. Donde el espíritu les hacía ir, allí iban, y las ruedas se elevaban juntamente con ellos, porque el espíritu del ser estaba en las ruedas. Cuando avanzaban ellos, avanzaban ellas, cuando ellos se paraban se paraban ellas, y cuando ellos se elevaban dels suelo, las ruedas se elevaban juntamente con ellos, porque el espíritu del ser estaba en las ruedas. Sobre las cabezas del ser había una forma de bóveda como de cristal resplandeciente, extendida por encima de sus cabezas, y bajo la bóveda sus alas estaban emparejadas una con otra; cada uno tenía dos que le cubrian el cuerpo. Y oí el ruido de sus alas, como el de muchas aguas, como la voz de Sadday; cuando marchaban había un ruido atronador, como el estruendo de una batalla; cuando se paraban, resplegaban sus alas. Y se produjo un ruido. Por encima de la bóveda que estaba sobre sus cabezas, había como una piedra de zafíro en forma de trono y sobre esta forma de trono, por encima, en lo más alto, una figura de apariencia humana. Ví luego como el destello de un relámpago, como un fuego que la envolvía alrededor, desde lo que parecía ser sus caderas para arriba; y desde lo que parecía ser de sus caderas para abajo ví como un fuego resplandeciente alrededor. Era como el arcoíris que aparece en las nubes los días de lluvia: Tal era el aspecto de este resplandor a su alrededor. Parecía la gloria de Yahvé. A su vista caí rostro en tierra y oí una voz que hablaba. Me dijo: "Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte." Me invadió el espíritu mientras me hablaba y me puso en pie; y oí al que me hablaba. Me dijo: "Hijo de hombre Yo te envio a los Israelitas, nación rebelde, que se han rebelado contra mí. Ellos y sus padres se revelaron contra mí hasta el día de hoy. Los hijos son de dura cerviz y corazón obstinado; a ellos te envio para decirles: Así dice el Señor Yahvé y ellos, escuchen, o no escuchen, ya que son casa rebelde, sabrán que había un profeta en medio de ellos. Y Tú, hijo de hombre, no les tengas miedo a ellos ni a lo que digan, no temas aunque te rodeen amenazantes y te veas sentado sobre escorpiones. No tengas miedo de lo que digan, ni te asustes de ellos, porque son una casa rebelde. Les comunicarás mis palabras, escuchen o no escuchen, porque son una casa rebelde. "Y Tú hijo de hombre, escucha lo que voy a decirte, no seas rebelde como esa casa rebelde. Abre la boca y come lo que te voy a dar." Yo miré: ví una mano tendida hacia mí, que sostenía un libro enrollado. Lo desenrollo ante mí: Estaba escrito por el anverso y por el reverso; había escrito: "Lamentaciones, gemidos y ayes." ... (Ezequiel 1 y 2) (Entérate de lo que pasó leyendo a Ezequiel en sus capítulos 1 y 2)
Por explicación de los Santos Padres de la Iglesia, la figura parecida a un hombre, sentado en el trono de zafiro es la preimágen de la encarnación del Hijo de Dios de la Santísima Virgen María, que es el Trono de Dios. Los cuatro seres con cuatro cabezas son la preimagen de los cuatro evangelistas. La rueda con multitud de ojos, es una parte de la tierra con todos los pueblos. Al escuchar la voz de Dios, cayó rostro en tierra y el Señor le ordenó levantarse e ir a predicar al pueblo de Isreael. A aprtir de ese momento comenzó la labor profetizadora de Ezequiel. El profeta anunció al pueblo de Israel, el castigo que recibirían por su apostasía y herejía. Así mismo les anunció tiempos mejores y el regreso a Jerusalén y la recuperación del templo. 
 
Son dos las visiones más importantes del profeta Ezequiel: La visión acerca del templo del Señor y la visión de los huesos secos en el desierto. La primera profesía es una preimágen de la liberación del género humano y el establecimiento de la Iglesia de Cristo a través de la fuente del Hijo de Dios. La segunda es una preimágen de la resurrección general de los muertos y la vida eterna que proviene de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo.

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