miércoles, 7 de agosto de 2013

QUE LOS FRUTOS DE VUESTRA FE SEAN EVIDENTES PARA TODOS!!!



"El Periódico Eclesiástico Ortodoxo" contínua acercando a sus lectores con la excepcional obra de los antiguos padres de la Iglesia. En esta ocasión se aborda el tema de las epístolas del Santo Policarpio de Smirna a los Efesios. Acerca de la vida de San Policarpio, nuestra edición ya la expuso en el número 4 del año 2013, en la sección del "Calendario Eclesiástico". Sólo recordamos que San Policarpio fue discípulo del Santo Apóstol San Juan, el Teólogo y amigo del mártir Ignacio de Antioquía y maestro de San Irineo de Lyons; obispo de Smyrna y Asia Menor su vida ló llevó hasta el martirio.
Como señala el Archimandrita Cipriano, en la antigüedad fueron conocidas algunas epístolas de San Policarpio de Smyrna, y dirigidas a las comunidades cristianas vecinas. Hasta nosotros llegó sólo una: La Epístola a los Efesios. La autenticidad de la misma no tiene discusión entre los investigadores; aunque el texto completo se conservó sólo en Latín. En griego, lengua en que fue escrito el original, sólo subsisten los primeros nueve capítulos, de catorce.
Como afirma el patrologo Aleksei Sidorov "la espístola es en realidad la síntesis de otras dos", las cuales se fusionaron en la tradición de los escritos antíguos. Según atestigua el bendito Jerónimo, en la antigüedad en algunas comunidades cristianas, las epístolas del Santo Policarpio eran leidas durante el culto público.
La espístola a los Filipenses contiene en su mayoría consejos de carácter moral, su contenido dogmático no es muy rico. San policarpio, en particular, alaba a los filipenses cristianos por su amor hacia los presos y por su recia fe. Los exhorta a servir a Dios en "temor y verdad"; les aconseja evitar la avaricia, el amor por el dinero, recordándo las responsabilidades de los diáconos, presbíteros, jóvenes y señoritas.
En el capítulo siete se hace una advertencia dirigida en contra de los herejes; los cuales se niegan a reconocer la real naturaleza humana de Cristo.
 
San Plicarpio les recuerda: "Todo el que no reconoce la naturaleza humana de Cristo es el anticristo (Ver Primera de Juan 4:3) y agrega: Quien no reconoce la evidencia de la Cruz, viene del diablo y quien las palabras del Señor las interprete de acuerdo a su propio criterio 
 
 
y afirma que no existe la resurrección y el juicio final, es hijo de Satanás" San Plicarpio llama a dejar la vanidad y las falsas enseñanzas y convertirse a la tradición de la Iglesia. Más adelante, el Obispo de Mirna llama a permanecer en oración y ayuno; los llama a ser seguidores fieles de la paciencia de Nuestro Señor Jesucristo quien dió ejemplo a los Santos mártires y Apóstoles, los cuales permanecieron en la fe y en la justicia.
El Santo llamó a rezar por todos, "Recen por todos los Santos (por los cristianos), recen por el Zar, por el poder del Rey, incluso por sus perseguidores y por los que los odian y por los enemigos de Cristo, para que los frutos de vuestra fe sea evidente para todos y así sean ustedes perfectos."
El arcipreste Jorge Florovsky afirma que San Plicarpio fue un enlace entre el Apóstol San Juan, el Teólogo, y San Irineo de Lyons, portavoz de la tradición teológica del Asia Menor. Profesión de la fe que se hace patente de la contemplación de la obra redentora de Cristo.
 
DE LA EPISTOLA DE SAN POLICARPIO DE SMIRNA A LOS FILIPENSES
 
CAPITULO IV
 
EVITEMOS LA AVARICIA, ADVERTIDSE ENTRE USTEDES, A LAS MUJERES Y VIUDAS
 
El principio de todos los males es el amor al dinero (Véase Primera de Timoteo 6:10). Sabiendo que nada trajimos al mundo y nada nos llevaremos (Ver Primera de Timoteo 6:7) Armémonos con las armas de la verdad y enseñémonos los unos a los otros a andar por los caminos de los mandamientos del Señor. Después instruyan a vuestras esposas para que permanezcan en esa misma fe, amor y pureza, para que amando a sus maridos con toda sinceridad y a todos sus prójimos con toda castidad. Educar a vuestros hijos en el temor de Dios. Instruyamos a las viudas para que se conduzcan correctamente en la fe del Señor. Intercedan incesantemente por todos ustedes, no se presten a difamación alguna, eviten el perjurio, la avaricia y todo vicio, sabiendo que Dios todo lo ve y nada se le puede ocultar: ningún pensamiento, ningún deseo y ningun sentimiento que proviene del corazón"
 
CAPITULO V
 
OBLIGACIONES DE LOS DIACONOS, JOVENES Y SEÑORITAS
 
En este sentido, sabiendo que Dios no está en la mentira (Ver Gálatas 6:7) debemos comportarnos conforme a sus mandamientos. Asimismo, los Diáconos deben permanecer en pureza frente a la justicia, como servidores de Dios y Cristo y no de los hombres, no calumnien, no sean paganos, no sean codiciosos, absténgase de todo, sean misericordiosos, diligentes, deben comportarse de acuerdo a la verdad del Señor, el cual se hizo el servidor de todos, del cual recibiremos la vida eterna, si le seguimos en esta vida, tal y como lo prometió resucitándonos de entre los muertos, si vivimos en El dignamente y creemos en El, reinaremos con Él. Del mismo modo, los jóvenes deben ser rectos con todos, principalmente se deben preocupar por mantener su castidad y mantenerse lejos de todo vicio. "Toda lujuria lucha en contra del alma" (Ver Primera de Pedro 2:11) Ni los impuros, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni homosexuales, ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni ultrajadores, ni explotadores heredarán el Reino de Dios. (Ver Primera de Corintios 6:9-10) Por lo que debemos de abstenernos de todo esto y presentarnos ante los presbíteros y diáconos como a Dios y a Cristo; y las vírgenes deben vivir en pureza de conciencia y castidad.
 
CAPITULO VI
 
OBLIGACIONES DE LOS PRESBITEROS
 
Los presbiteros deben ser compasivos y piadosos con todos, convertir a los que andan por caminos errados, visitar a los débiles, no ser negligentes con las viudas y con los mendigos, siempre esforzarse por el bien delante de Dios y los hombres. (Romanos 12:17 y 2a. Corintios 8:21) "Sin devolver a nadie mal por mal; procurando el bien ante todos los hombre; en lo posible, y en cuanto de vosotros dependa, en paz con todos los hombres." "Pues procuramos el bien no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres". Abstengase de toda ira, hipocresía, injusticia en su jpensamiento, retírense de la avaricia, no sean ingénuos ante las maldades de alguien; no sean violentos en su juicio, sabiendo que todos somos pecadores. Porque si pedimos al Señor que nos perdone, entonces nosotros debemos perdonar. Ya que todos nos encontramos ante la mirada del Señor Dios. "Pero Tú, ¿porqué juzgas a tu hermano? Y Tú ¿porqué desprecias a tu hermano? En efecto, todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios, pues dice la Escritura: ¡Por mi vida! dice el Señor, que toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua bendecirá a Dios. Así pues, cada uno de vosotros, dará cuenta de sí mismo a Dios" Así pues, sirvámosle con temor y reverencia tal y como lo mandó a sus Apóstoles, profetas y a nosotros, anunciando su regreso. Seamos celosos de lo bueno, evitemos las tentaciones, a los falsos hermanos y de todos los que hipócritamente predican el nombre del Señor, introduciendo en error a la gente. 
 
Consejo Editorial de la Iglesia Ortodoxa Rusa, 2008
Издательский совет Русской Православной Церкви, 2008


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